sábado, 29 de diciembre de 2012

Ama a tu vecino como a ti mismo

Un solo acto del ser humano puede desencadenar la mayor de las manifestaciones de amor al prójimo. No entiendo el por qué de tanta guerra, ira, odio, envidia... lo más bello del mundo es amar, pues agotamos menos nuestro cuerpo y vivimos mucho mejor. ¿Qué más puedo decir? mejor ver el vídeo.

¡Qué lo disfruten!

jueves, 27 de diciembre de 2012

Un cumpleaños muy especial


¡Hola a todos! Sé que llevo el blog algún tiempo apartado, tanto por falta de tiempo como por falta de motivación. Pero hoy me ha alegrado recibir un comentario de mi amigo Enrique en la anterior entrada y me he animado a escribir un poco más.

Hace unos días supe de una noticia que debería llegar al conocimiento del mundo entero y es la celebración de un cumpleaños muy especial en el país de Colombia. Andrea, una mujer cuyo hogar se encuentra en plena calle ha vivido el mejor día de su vida al ser sorprendida con un fiesta en su cumpleaños, organizada por un viejo amigo fotógrafo que ha dedicado su carrera a fotografiar a personas sin hogar, como Andrea.

Emilio, que así se llama el fotógrafo, decide grabar en vídeo todo el evento para que el resto del mundo podamos ver la cara de emoción que pone Andrea al recibir la sorpresa y, es imposible negar, que su felicidad es contagiosa. Al evento se acaban uniendo algunos transeúntes para cantarle el "Cumpleaños Feliz" y desearle un maravilloso día. Finalmente, Emilio le da un globo a la cumpleañera para que ésta lo suelte pidiendo un deseo:  "Que seamos felices todos" dice dejando que flote en el aire.

El ser humano es capaz de hacer cualquier cosa si se lo propone. Somos capaces de alegrar una vida con tan breve acto. Algo que quizá muy pocos de los presentes lo recuerden pasado un día, una semana, un mes, pero que Andrea seguirá recordando hasta el final de sus días.




Enlace al artículo

sábado, 6 de octubre de 2012

Encuesta

Olvidé comentar que hace unos días añadí al blog una pequeña encuesta que no lleva más de dos segundos responder.
La pregunta es muy corta y clara y sólo hay dos respuestas.

Quizá no la haya visto nadie porque está en la Página principal al final de la columna de la derecha, pero ya lo comunico yo: estar, está.

Estaría bien que quien disponga de esos dos segundos la contestara. Gracias a todos los que me leen.

¡Feliz día a todos!

viernes, 5 de octubre de 2012

¿ Y qué ?


Hace un tiempo estaba bastante angustiada. Me presionaba a mí misma para hacerlo todo correctamente y esa actitud me generaba ansiedad.

Entonces hablé con una amiga de la familia que se dedica a la psicología y al contarle mi problema me hizo plantearme una pregunta: "¿Y qué?".



No la entendí al principio así que lo puso práctica:
- A ver, ¿qué te preocupa? - me preguntó
- Suspender los exámenes - contesté
- ¿Y qué? ¿qué ocurre si suspendes?
- Pues que me tengo que volver a presentar
- ¿Y qué? - insistió
- Pues que tengo que volver a estudiarlo todo
- ¿Y qué? - preguntó una y otra vez hasta darme cuenta de que realmente eso no era un problema.

Después de esa conversación empecé a plantearme mis "problemas" desde otra perspectiva, desde la solución. Con cada situación estresante me preguntaba "¿y qué?" hasta dar con el final, logrando así disminuir la ansiedad.

Hoy aun sigo utilizando esa técnica. Por ejemplo, el otro día llegaba tarde al dentista y eché a correr. A mitad de camino me dí cuenta del estrés y el agobio que me estaba suponiendo el que el tiempo se me echara encima o yo me echara encima de él. Respiré, me relajé y me pregunté: - ¿y qué? ¿qué ocurre si llego tarde? que pueden pasar al siguiente y simplemente tendré que esperar un poco más. ¿Y qué pasaría si ya hoy no pueden atenderme? Pues que cogeré cita para otro día. Entonces, ¿pasa algo malo? No. Así que fui tranquilamente.

No hagamos un mundo de una tontería, la salud está primero. El estrés, la angustia, la ansiedad, el agobio... todo ese tipo de presiones a los que nos autosometemos no son nada bueno.

domingo, 30 de septiembre de 2012

Temores

Temía estar solo, hasta que aprendí a quererme a mí mismo. 

Temía fracasar, hasta que me di cuenta que únicamente fracaso cuando no lo intento. 

Temía lo que la gente opinara de mí, hasta que me di cuenta que de todos modos opinan. 

Temía me rechazaran, hasta que entendí que debía tener fe en mi mismo. 


Temía al dolor, hasta que aprendí que éste es necesario para crecer. 

Temía a la verdad, hasta que descubrí la fealdad de las mentiras. 

Temía a la muerte, hasta que aprendí que no es el final, sino más bien el comienzo. 

Temía al odio, hasta que me di cuenta que no es otra cosa más que ignorancia. 

Temía al ridículo, hasta que aprendí a reírme de mí mismo. 

Temía hacerme viejo, hasta que comprendí que ganaba sabiduría día a día. 

Temía al pasado, hasta que comprendí que es sólo mi proyección mental y ya no puede herirme. 

Temía a la oscuridad, hasta que vi la belleza de la luz de una estrella. 

Temía al cambio, hasta que vi que aún la mariposa más hermosa necesitaba pasar por una metamorfosis antes de volar. 


Hagamos que nuestras vidas cada día tengan más vida y si nos sentimos desfallecer no olvidemos que al final siempre hay algo más. 

Hay que vivir ligero porque el tiempo de morir está fijado. 



- Ernest Hemingway -

viernes, 28 de septiembre de 2012

Observando el mundo

Mi perra ha tenido siempre la extraña afición de observar el mundo a través de la ventana, y su hija aveces la sigue en sus hábitos.

¿Qué ve? Pues lo mismo que tú y que yo: personas, coches, edificios, árboles, otros perros... Pero estoy segura de que su observación es muy diferente.

Nosotros solemos asomarnos a la ventana por algo en concreto, sin embargo ella mira por el placer de observar el movimiento en las cosas.

Me siento en ocasiones con ella y la contemplo girar la cabeza y enfocar su mirada hacia cada movimiento de las hojas de los árboles, cada paseante... Cada cosa inesperada la registra y persigue.

Nosotros una vez tuvimos esa inocencia, pero la perdimos hace tanto que ya ni lo recordamos. Por eso intento ver el mundo a través de sus ojos cuando puedo: respirar, relajarme y añadirle ese punto de ingenuidad a mi visión de la vida. Lo recomiendo.

domingo, 23 de septiembre de 2012

La búsqueda errónea

Como ya he dicho en anteriormente: la vida es un constante aprendizaje. Tanto es así que en estos días he aprendido algo nuevo que quisiera compartir.

Mi padre me enseñó de pequeña que sin estudios no es posible llegar lejos, pues sin estudios no hay trabajo, sin trabajo no hay dinero y sin dinero no hay casa, comida, etc, y ¿quién no cree a sus padres en una temprana edad? Pues basé todas mis creencias en que los estudios eran un pilar básico en la vida de cada persona.

Al crecer me di cuenta de que mucha gente no opinaba lo mismo y un gran porcentaje de mis compañeros acababan abandonando el instituto o la universidad. "No llegarán lejos" me decía.
Pues bien, el otro día me senté a hablar con un amigo y me contó que el había abandonado sus estudios.
- ¿No crees que hiciste mal? -le pregunté-. Sin estudios no hay trabajo.
- No creo que hiciera mal -me dijo- Yo ya tenía trabajo, ¿para qué continuar estudiando?
- Pues para aspirar a algo mejor
- Era el trabajo que siempre había querido y hoy, más de diez años después, sigo ejerciéndolo.

Eso me hace plantearme: ¿no será que estamos buscando las cosas en el lugar equivocado? Creía que para conseguir los objetos de nuestras necesidades hacia falta estudiar, buscaba el dinero en el estudio cuando sólo es un camino hacia él.

Entonces pensé en todo lo que he buscado en otro sitio erróneamente, por ejemplo el buscar la felicidad en el amor o en la amistad. La felicidad está en nosotros, el amor o la amistad es otra vía de acceso a una felicidad pasajera: cuando se acaba el amor, la felicidad se va.

¿Verdad que no vas a ir a buscar las llaves del coche en la nevera? No es su lugar. Pues el amor está donde está el amor, la amistad con la amistad y la felicidad en nuestro interior y no se deben confundir, como mi búsqueda errónea de mis necesidades en el estudio.

No quiero decir que no esté bien estudiar, amar o tener amigos, simplemente debemos saber cual es el lugar que corresponde a cada cosa.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Muere lentamente

Muere lentamente quien no viaja,
quien no lee,
quien no oye música,
quien no encuentra gracia en sí mismo.
Muere lentamente
quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.
Muere lentamente
quien se transforma en esclavo del hábito
repitiendo todos los días los mismos
trayectos,
quien no cambia de marca,
no se atreve a cambiar el color de su
vestimenta
o bien no conversa con quien no
conoce.
Muere lentamente
quien evita una pasión y su remolino
de emociones,
justamente estas que regresan el brillo
a los ojos y restauran los corazones
destrozados.
Muere lentamente
quien no gira el volante cuando esta infeliz
con su trabajo, o su amor,
quien no arriesga lo cierto ni lo incierto para ir
detrás de un sueño
quien no se permite, ni siquiera una vez en su vida,
huir de los consejos sensatos...
¡Vive hoy!
¡Arriesga hoy!
¡Hazlo hoy!
¡No te dejes morir lentamente!
¡NO TE IMPIDAS SER FELIZ!

-Martha Medeiros-

sábado, 15 de septiembre de 2012

El verdadero valor del anillo

Hay una vieja historia de un joven concurrió a un sabio en busca de ayuda.
-Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar maestro?. ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?

 El maestro, sin mirarlo, le dijo:
- ¡Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mis propios problemas. Quizás después… Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.
- E… encantado, maestro -titubeó el joven pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas-.
- Bien -asintió el maestro-. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño de la mano izquierda y dándoselo al muchacho agregó: Toma el caballo que está allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo para pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Vete y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.

 El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo. Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo. En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, así que rechazó la oferta.
Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado -más de cien personas- y abatido por su fracaso, montó su caballo y regresó. ¡Cuánto hubiese deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro! Podría habérsela entregado al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y su ayuda.

- Maestro -dijo- lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera conseguir 2 ó 3 monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.
- ¡Qué importante lo que dijiste, joven amigo! -contestó sonriente el maestro-. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él para saberlo?. Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuánto da por él. Pero no importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.

 El joven volvió a cabalgar. El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo:
- Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.
- ¿¿¿¿58 monedas???? -exclamó el joven-.
- Sí, -replicó el joyero-. Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé… Si la venta es urgente…

El joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.
- Siéntate -dijo el maestro después de escucharlo-. Tú eres como este anillo: una joya única y valiosa. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?
 Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño de su mano izquierda.

-Jorge Bucay-

sábado, 8 de septiembre de 2012

El puzzle

El padre estaba intentando leer el periódico, pero el hijo pequeño no cesaba de molestarlo. Ya cansado de aquello, arrancó una hoja, que mostraba el mapa del mundo, la cortó en varios pedazos y la entregó al hijo.

- Mira, ahí tienes algo que hacer. Acabo de darte el mapa del mundo y quiero ver si consigues montarlo exactamente como es.

Y volvió a leer su diario, sabiendo que aquello mantendría al niño ocupado por el resto del día. Quince minutos después, no obstante, el chico volvió con el mapa montado.

- ¿Es que tu madre te estuvo enseñando geografía? - preguntó el padre, aturdido.

- Ni sé lo que es eso - respondió el niño -. Es que en el otro lado de la hoja había el retrato de un hombre. Y, una vez conseguí reconstruir al hombre, también reconstruí el mundo.


El mundo no puede avanzar si las personas no avanzamos.

Guerrero de la Luz



“Un guerrero de la luz comparte con los otros lo que sabe del camino.
Quien ayuda, siempre es ayudado, y tiene que enseñar lo que aprendió.
Por eso, él se sienta alrededor de la hoguera y cuenta cómo le fue en su día de lucha.
Un amigo le susurra: ¿Por qué revelas tan abiertamente tu estrategia? ¿No ves que actuando así corres el riesgo de tener que compartir tus conquistas con los otros?
El guerrero se limita a sonreír, sin responder.
Sabe que si llegara al final de la jornada a un paraíso vacío, su lucha no habría valido la pena.”
-Paulo Coelho-


Estirando nuestras posibilidades

¿Estrés? ¿Tensión?

Tras acudir a un curso de relajación impartido por un centro de salud cercano, me he dado cuenta de la importancia de un buen estiramiento de los músculos de nuestro cuerpo.

Quizá tendemos a relacionar este tipo de actividad con el deporte, pues bien sabido es que antes de un duro entrenamiento lo mejor es estirar para no hacernos daño. Pero esa no es la única función que tiene.

Verán, como he dicho en una entrada anterior, cuando nos estresamos nuestros hombros tienden a subir y nuestros músculos a engarrotarse. Una vez aprendido a cómo llevar los hombros para evitar que la tensión vaya más allá, deberemos aprender a que no se extienda al resto del cuerpo.

Soltemos el estrés, ¿cómo? con unos minutos diarios de estiramientos. Valen los mismos que hacemos antes del inicio de cualquier deporte, siempre y cuando estiremos desde los pies a las manos, pasando por todos los músculos de nuestro cuerpo, incluso los de la cara.

El relax es instantáneo. ¿No me crees? Pruébalo.



jueves, 30 de agosto de 2012

El Guerrero Pacífico

"Cada momento es único. No hay instantes vacíos".

"La felicidad es el viaje, no el destino".

"La muerte no es triste. Lo es que la gente no sepa vivir".

Estas son frases de "El Guerrero Pacífico", película basada en la novela autobiográfica "El Camino del Guerrero Pacífico" de Dan Millman.

Trata de un joven con el sueño de ganar el oro practicando lo que siempre le ha apasionado, el deporte olímpico. Un día, Dan, sufre un grave accidente de moto que le rompe la pierna y le impide seguir compitiendo. Pero gracias a su fortaleza y a las enseñanzas de un hombre al que conoció un día en una gasolinera se da cuenta de que puede hacer mucho más de lo que todo el mundo cree.

Es una historia de superación, de afrontar los temores, pero sobre todo es una historia en la que se enseña a vivir el día a día, a vivir el ahora, el momento, puesto que no vivimos en otro tiempo.

Las preocupaciones del pasado y del futuro no son más que basura en nuestra mente y debemos eliminarlas para poder experimentar lo que es realmente la vida, es lo que nos enseña en guerrero pacífico.

Realmente recomiendo está película y su novela homónima, pues aunque no la haya leído aun, estoy segura de que podremos aprender aun más. Somos alumnos, no lo olvidemos.

domingo, 19 de agosto de 2012

El Tesoro Enterrado


La sesión anterior me había dejado inquieto, por no decir preocupado. Este tema de que el pobre señor se seguía cagando encima, sin que importe en manos de qué terapeuta cayera, me obligó a replantearme mi propia decisión de hacer terapia:
Después de todo, yo no quería seguir en terapia ni para llegar a entender por qué, ni para usar bombachitas, ni para que dejara de importarme. Así que, si esto era lo que se podía obtener de esta inversión de tiempo y dinero, había llegado la hora de partir.

—...Entonces, gordo, ya no es un problema de escuelas terapéuticas. Ahora mi planteo es: ¿Para qué c... estoy aquí?
—Lamentablemente, esa respuesta no la tengo yo, esa respuesta la tienes tú.
—Estoy confundido, muy confundido. Hasta la sesión pasada, yo estaba seguro de la utilidad de la psicoterapia; yo era uno de esos tipos que mandaban a un terapeuta a todos sus amigos.
Pero de repente, en la sesión pasada MI PROPIO terapeuta me dice que un tipo que llega cagándose encima, cojeando, deprimido, o loco; se va tan cagado, rengo, triste y delirado como llegó... No entendiendo... Esto es muy confuso...
— Nada sale de oponerse a la confusión, te molesta la situación por el prejuicio de que deberías tenerlo claro, deberías no estar confuso, deberías tener todas las respuestas, deberías... deberías... Relájate, Demi, como ya te dije, en Gestalt el único “Debería” es: Deberías saber que NO “deberías” nada en absoluto.
—Es verdad, incluso sin “deberías” hay respuestas que necesito y no las tengo.
—¿Te cuento un cuento?
Ese día más que otros, abrí mis oídos. Yo sabía que un relato de Jorge, una parábola y hasta un chiste me habían ayudado antes a encontrar la claridad en la confusión.

Había una vez en la ciudad de Cracovia, un anciano piadoso y solidario que se llamaba Izy. Durante varias noches, Izy soñó que viajaba a Praga y llegaba hasta un puente sobre un río; soñó que a un costado del río y debajo del puente se hallaba un frondoso árbol. Soñó que él mismo cavaba un pozo al lado del árbol y que de ese pozo sacaba un tesoro que le traía bienestar y tranquilidad para toda su vida.
Al principio Izy no le dio importancia, pero después de repetirse el sueño durante varias semanas, interpretó que era un mensaje y decidió que él no podía desoír esta información que le llegaba de Dios o no se sabía de dónde, mientras dormía.
Así que, fiel a su intuición, cargó su mula para una larga travesía y partió hacia Praga.
Después de seis días de marcha, el anciano llegó a Praga y se dedicó a buscar, en las afueras de la ciudad, el puente sobre el río.
No había muchos ríos, ni muchos puentes. Así que rápidamente encontró el lugar que buscaba. Todo era igual que en su sueño: el río, el puente y, a un costado del río, el árbol debajo del cual debía cavar.
Sólo había un detalle que en el sueño no había aparecido: el puente era custodiado día y noche por un soldado de la guardia imperial.
Izy no se animaba a cavar mientras estuviera allí el soldado, así que acampó cerca del puente y esperó. A la segunda noche el soldado empezó a sospechar de ese hombre cerca de SU puente, así que se aproximó para interrogarlo.
El viejo no encontró razón para mentirle. Por eso le contó que venía viajando desde una ciudad muy lejana, porque había soñado que en Praga debajo de un puente como éste, había un tesoro enterrado.
El guardia empezó a reírse a carcajadas:
—Mira que has viajado mucho por una estupidez –le dijo el guardia—. Hace tres años que yo sueño todas las noches que en la ciudad de Cracovia, debajo de la cocina de la casa de un viejo loco, de nombre Izy, hay un tesoro enterrado. Ja... Ja... mira si yo debiera irme a Cracovia para buscar a este Izy y cavar debajo de su cocina... Ja... Ja... Ja....Izy agradeció humildemente al guardia y regresó a su casa.
Al llegar, cavó un pozo debajo de su propia cocina y sacó el tesoro que siempre había estado allí enterrado...

Después del cuento, el gordo hizo un larguísimo silencio, hasta que sonó el timbre del próximo paciente. Jorge se acercó, me abrazó, me besó en la frente y me fui.
Repasé la sesión mentalmente. Al comienzo de la conversación ya el gordo me había dicho lo mismo que después, con el cuento: “la respuesta a tus preguntas no la tengo yo, sino tú”.
Las respuestas las encontraría en mí. No en Jorge, no en los libros, no en la terapia, no en mis amigos... en mí... sólo en mí...
En ningún otro lado... me repetía una y otra vez... en ningún otro lado...
Y entonces me di cuenta: Nadie podía decirme si la terapia “sirve” o no sirve. Solamente yo podía saber si “ME sirve”, y esta respuesta sería válida sólo para mí (y sólo por ahora). Yo había vivido gran parte de mi vida, ahora entendía, buscando a otro para que me dijera qué estaba bien y qué estaba mal. Buscando a otros que me miraran, para poder verme. Buscando afuera lo que en realidad siempre estuvo adentro (debajo de mi propia cocina).
Ahora estaba claro, la terapia es nada más que una herramienta para poder cavar en el lugar correcto y desenterrar el tesoro escondido. El terapeuta no es más que aquel soldado que, a su modo, dice una y otra vez dónde buscar y repite sin cansarse, que es estúpido buscar afuera...
La confusión había cesado y como Izy me sentí afortunado y tranquilo de saber, por fin, que el tesoro está conmigo, que siempre lo estuvo y que es imposible perderlo.

- Jorge Bucay -

domingo, 12 de agosto de 2012

El elefante encadenado


Cuando yo era pequeño me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. Me llamaba especialmente la atención el elefante que, como más tarde supe, era también el animal preferido por otros niños. Durante la función, la enorme bestia hacía gala de un peso, un tamaño y una fuerza descomunales... Pero después de su actuación y hasta poco antes de volver al escenario, el elefante siempre permanecía atado a una pequeña estaca clavada en el suelo con una cadena que aprisionaba una de sus patas.

Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en el suelo. Y, aunque la cadena era gruesa y poderosa, me parecía obvio que un animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su fuerza, podría liberarse con facilidad de la estaca y huir.

El misterio sigue pareciéndome evidente:

¿Qué lo sujeta entonces?
¿Por qué no huye?

Cuando tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los mayores. Pregunté entonces a un maestro, un padre o un tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado.

Hice entonces la pregunta obvia: «Si está amaestrado, ¿por qué lo encadenan?».

No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente. Con el tiempo, olvidé el misterio del elefante y la estaca, y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho esa pregunta alguna vez.

Hace algunos años, descubrí que, por suerte para mí, alguien había sido lo suficientemente sabio
como para encontrar la respuesta:
El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño.

Cerré los ojos e imaginé al indefenso elefante recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que, en aquel momento, el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y, a pesar de sus esfuerzos, no lo consiguió, porque aquella estaca era demasiado dura para él.
Imaginé que se dormía agotado y que al día siguiente lo volvía a intentar, y al otro día, y al otro... Hasta que, un día, un día terrible para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.

Ese elefante enorme y poderoso que vemos en el circo no escapa porque, pobre, cree que no puede.
Tiene grabado el recuerdo de la impotencia que sintió poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese recuerdo. Jamás, jamás intentó volver a poner a prueba su fuerza...

Todos somos un poco como el elefante del circo: vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad. Vivimos pensando que «no podemos» hacer montones de cosas, simplemente porque una vez, hace tiempo, cuando éramos pequeños, lo intentamos y no lo conseguimos. Hicimos entonces lo mismo que el elefante, y grabamos en nuestra memoria este mensaje:
No puedo, no puedo y nunca podré.

Hemos crecido llevando ese mensaje que nos impusimos a nosostros mismos y por eso nunca más volvimos a intentar liberarnos de la estaca.


Cuando, a  veces, sentimos los grilletes y hacemos sonar las cadenas, miramos de reojo la
estaca y pensamos:
No puedo y nunca podré.

Tu única manera de saber, es intentar de nuevo poniendo TODO TU CORAZÓN...

-Jorge Bucay- 


viernes, 3 de agosto de 2012

Feliz no cumpleaños

"Feliz feliz no cumpleaños..." Cantan así el Sombrerero Loco y la Liebre de Marzo, pero ¿qué es un no cumpleaños?

Bien sabido es que tienes tú un cumpleaños, imagínate uno solamente al año, pero te quedan 364 días de no cumpleaños. Lo que es lo mismo: celebran cada día con una gran fiesta de té.

Para ellos es un día más de "no cumpleaños", pero para el resto de locos del mundo es un día más de vida que poder disfrutar y que es digno de celebración. Cada día cuenta. Vívelo, disfrútalo, siéntelo y no te olvides nunca de hacer lo que tú quieres, pues tu vida es sólo tuya.

Disfruta de cada no cumpleaños con una fiesta diaria o simplemente con algo que deseas hacer.

¡¡Feliz no cumpleaños!!




jueves, 26 de julio de 2012

Nos acostumbramos…

Nos acostumbramos a vivir en nuestra casa y a no tener otra vista que no sean las ventanas de los edificios que nos rodean. Y como estamos acostumbrados a no ver más que ventanas y edificios, nos acostumbramos a no mirar hacia afuera. Como no miramos hacia afuera, nos acostumbramos a no abrir del todo las cortinas. Al no abrir completamente las cortinas nos acostumbramos a encender la luz antes. Nos acostumbramos tanto, que olvidamos el sol, olvidamos el aire, olvidamos el paisaje. Nos acostumbramos a despertar sobresaltados porque se nos hizo tarde. A tomar rápido el desayuno porque llegamos tarde. A comer un sándwich porque no tenemos tiempo para comer a gusto. A salir del trabajo cuando ya anocheció. A cenar rápido y dormir con el estómago pesado sin haber vivido el día, porque tenemos que ir a trabajar temprano.

Nos acostumbramos a esperar un “no puedo” en el teléfono. A sonreír sin recibir una sonrisa de vuelta. A ser ignorados cuando necesitamos ser vistos. Si el trabajo resulta duro, nos consolamos pensando en el fin de semana. Y cuando llega el fin de semana, nos aburrimos y deseamos que llegue el lunes para ir a trabajar. Nos acostumbramos tanto a este estilo de vida, que parece que estamos ahorrando vida por miedo a gastarla, y al final, nos olvidamos de vivir.

A.Y.Cruz

martes, 24 de julio de 2012

Tan importante como cualquiera



domingo, 22 de julio de 2012

Reclínate y relájate




viernes, 20 de julio de 2012

Perfec... ¿¿qué??

¿Has oído hablar de la perfección? Son todo mitos y leyendas. No existe una persona perfecta y si existiese sería muy, pero que muy aburrida.

¿Quien quiere tener a su lado a alguien perfecto para que resalte sus defectos? Nadie.

Siempre que alguien tiene una virtud tiene un defecto. Ahí está lo bonito. La perfección es la imperfección. Somos imperfectos por naturaleza y aceptarlo nos hace perfectos.

Al diablo con los cánones de belleza empleados por las empresas de cosméticos, al diablo con las rubias tontas y las morenas listas, con las misses, las top models, las play boy, todas esas mujeres que para seguir manteniendo su imagen se pegan el día de hospital en hospital y de tienda en tienda, sin olvidar pasar por chapa y pintura. ¿Son felices? ¿Tienen vida?

Yo soy imperfecta y me alegro de no tener que llegar cada día a un listón impuesto por la sociedad.

viernes, 13 de julio de 2012

Cuando eramos enanos


Nunca se ve el mundo mejor que cuando eres un niño. Esas criaturas inocentes que con su infinita sabiduría sólo aciertan a ver el mejor lado de las cosas.

Me contó mi madre que cuando apenas levantaba unos palmos del suelo solía llevarme cientos de piedras de las playas que visitábamos alegando que todas eran bellas. Cada una sacaba a su manera interés en mí. Mientras los demás sólo veían pedruscos amorfos yo veía tesoros. Y es que cada cosa en este mundo es un tesoro en bruto que únicamente precisa de una mirada inocente para ser descubierto.

¿Recuerdas cuanto tiempo podías pasar observando las nubes, buscando formas en el cielo? ¿O lo que aprovechabas cualquier excursión al monte o a la playa indagando por todos los rincones posibles?

El paso de la niñez a la edad adulta nos ha cegado para ciertas cosas pero nos ha abierto los ojos en otras ocasiones. Ahora podemos comprender mejor muchas cosas que de pequeños no entendíamos. Volver a ver una película infantil supone averiguar nuevos mensajes como la poca importancia que da el amor a las desigualdades físicas o sociales en la Bella y la Bestia o Tarzán. Lo que considera cada persona importarte en el mundo y el respeto a la naturaleza en Pocahontas. Lo bueno que es valerse de un amigo en los peores momentos como en Toy Story. Podría seguir contando mil y una historias pero es mejor que lo descubran ustedes mismos.

Nunca puedes volver atrás y ser como eras, pero puedes ser algo nuevo y mejorado. Nunca volverás a ver tras los ojos del niño que fuiste, pero podrás ser el niño tras el adulto que hoy eres. No dejes de ver el mundo con la inocencia de los más pequeños.


miércoles, 4 de julio de 2012

Exactamente lo que mereces

Cuando llegaron a Egipto, el Alquimista y el muchacho llamaron a las puertas de un convento donde los recibió un monje. El Alquimista decidió mostrarle al joven el poder de la piedra filosofal transformando un poco de plomo en oro. Después emprendieron de nuevo el camino:

Caminaron de vuelta hasta la puerta del convento. Allí, el Alquimista dividió el disco (de oro) en cuatro partes.
  - Ésta es para usted -dijo ofreciéndole una parte al monje- . Por su generosidad con los peregrinos.
  - Esto es un pago que excede a mi generosidad -replicó el monje.
  - Jamás repita eso. La vida puede escucharlo y darle menos la próxima vez.

Este fragmento de El Alquimista de Paulo Coelho me recuerda a algo que solemos hacer a menudo: menospreciarnos.

Muchas veces alguien nos hace un halago que nosotros mismos no somos capaces de asimilar y por tanto lo rechazamos. El típico: “¡Qué guapa estás hoy!” o “¡Que buen trabajo” se convierte en un recuerdo a nuestra baja autoestima y simplemente contestamos con un “No es cierto” dejando que nuestra mente también crea que no lo es. Mensajes negativos que nos autoinculcamos y de los que nos autoconvencemos.

Pero dime, ¿qué ocurre cuando sucede lo contrario? Cuando te llaman fea o feo, o te dicen que eres torpe. Ahí sí, eso sí. Es más lógico pensar que lo hacemos todo mal y lo asumimos sin rechistar.

Tu mente está cargada de negatividad y eso es lo que acepta. Aprende a decirte cada día ¡Qué guap@ soy! ¡Qué arte tengo! Y sobre todo, por encima de cualquier cosa, no rechaces un halago regalado, responde con un “Gracias”, porque como dice el Alquimista la vida puede escucharlo y darte menos la próxima vez.

sábado, 30 de junio de 2012

La llave de la felicidad


El Divino se sentía solo y quería hallarse acompañado. Entonces decidió crear unos seres que pudieran hacerle compañía. Pero cierto día, estos seres encontraron la llave de la felicidad, siguieron el camino hacia el Divino y se reabsorbieron a Él.

Dios se quedó triste, nuevamente solo. Reflexionó. Pensó que había llegado el momento de crear al ser humano, pero temió que éste pudiera descubrir la llave de la felicidad, encontrar el camino hacia Él y volver a quedarse solo. 

Siguió reflexionando y se preguntó dónde podría ocultar la llave de la felicidad para que el hombre no diese con ella. Tenía, desde luego, que esconderla en un lugar recóndito donde el hombre no pudiese hallarla. 

Primero pensó en ocultarla en el fondo del mar; luego, en una caverna de los Himalayas; después, en un remotísimo confín del espacio sideral. Pero no se sintió satisfecho con estos lugares. Pasó toda la noche en vela, preguntándose cual sería el lugar seguro para ocultar la llave de la felicidad. Pensó que el hombre terminaría descendiendo a lo más abismal de los océanos y que allí la llave no estaría segura. Tampoco lo estaría en una gruta de los Himalayas, porque antes o después hallaría esas tierras. Ni siquiera estaría bien oculta en los vastos espacios siderales, porque un día el hombre exploraría todo el universo. "¿Dónde ocultarla?", continuaba preguntándose al amanecer. Y cuando el sol comenzaba a disipar la bruma matutina, al Divino se le ocurrió de súbito el único lugar en el que el hombre no buscaría la llave de la felicidad: dentro del hombre mismo

Creó al ser humano y en su interior colocó la llave de la felicidad. 


martes, 26 de junio de 2012

Monotonía

"La experiencia más hermosa es la de lo misterioso. Esa es la verdadera fuente de todo arte y toda ciencia" Albert Einstein.

En muchas ocasiones tememos a lo desconocido y solemos quedarnos en lo que ya conocemos aun sabiendo que es malo. Por ejemplo el quedarnos en un trabajo o con una pareja por miedo a no encontrar algo mejor. Lo que quizás no sepas es que si crees totalmente en ti mismo no habrá nada que esté fuera de tus posibilidades.

De igual forma, no debes dejar que la monotonía conforme el día a día de tu vida, pues seguir haciendo las mismas cosas, de la misma manera, hasta que te entierren evita el desarrollo personal. Intenta una experiencia nueva cada día por pequeña que sea, no lo tengas todo planeado al milímetro. Haz lo que más te guste y quieras hacer sin tener más razón para hacerlo que tu propia satisfacción.

Muchas veces buscamos un motivo para todo, incluso yo me he visto en la situación de decir: "Me apetece salir y dar una vuelta por la manzana para despejarme pero ¿qué dirá la gente si me ve saliendo y entrando en tan poco tiempo?" ¿Qué importa la opinión de los demás si lo estas disfrutando? No sabes que satisfacción da el no tener que justificarte ante nadie.

Así que abre tu mente y trata de experimentar cosas nuevas a menudo para no estancarte emocionalmente. Ponte una prenda que creas que no va con tu estilo, prueba un plato nuevo, conoce nuevos caminos para llegar a un mismo lugar o incluso lugares nuevos. Habla con gente nueva y conoce sus puntos de vista sobre el mundo.

No permanezcas en la monotonía, no planees tu vida.

jueves, 21 de junio de 2012

El Alquimista: El Secreto de la Felicidad

Cierto mercader envió a su hijo con el más sabio de todos los hombres para que aprendiera el Secreto de la Felicidad. 


El joven anduvo durante cuarenta días por el desierto, hasta que llegó a un hermoso castillo, en lo alto de una montaña. Allí vivía el Sabio que buscaba. Sin embargo, en vez de encontrar a un hombre santo, nuestro héroe entró en una sala y vio una actividad inmensa; mercaderes que entraban y salían, personas conversando en los rincones, una pequeña orquesta que tocaba melodías suaves y una mesa repleta de los más deliciosos manjares de aquella región del mundo. 


El Sabio conversaba con todos, y el joven tuvo que esperar dos horas para que le atendiera. El Sabio escuchó atentamente el motivo de su visita, pero le dijo que en aquel momento no tenía tiempo de explicarle el Secreto de la Felicidad. Le sugirió que diese un paseo por su palacio y volviera dos horas más tarde. Pero quiero pedirte un favor -añadió el Sabio entregándole una cucharilla de té en la que dejó caer dos gotas de aceite-. Mientras camines lleva esta cucharilla y cuida de que el aceite no se derrame. El joven empezó a subir y bajar las escalinatas del palacio manteniendo siempre los ojos fijos en la cuchara. 


Pasadas las dos horas, retornó a la presencia del Sabio. ¿Qué tal? - preguntó el Sabio-. ¿Viste los tapices de Persia que hay en mi comedor? ¿Viste el jardín que el Maestro de los Jardineros tardó 10 años en crear? ¿Reparaste en los bellos pergaminos de mi bibiloteca? El joven avergonzado, confesó que no había visto nada, Su única preocupación había sido no derramar las gotas de aceite que el Sabio le había confiado. Pues entonces vuelve y conoce las maravillas de mi mundo - dijo el Sabio- . No puedes confiar en un hombre si no conoces su casa. 


Ya más tranquilo, el joven cogió nuevamente la cuchara y volvió a pasear por el palacio, esta vez mirando con atención todas las obras de arte que adornaban el techo y las paredes. Vio los jardines, las montañas a su alrededor, la delicadeza de las flores, el esmero con que cada obra de arte estaba colocada en su lugar. De regreso a la presencia del Sabio, le relató detalladamento todo lo que había visto. ¿Pero dónde están las dos gotas de aceite que te confié? - preguntó el Sabio. El joven miró la cuchara y se dio cuenta de que las había derramado. Pues éste es el único consejo que puedo darte - le dijo el más Sabio de los Sabios:


El secreto de la felicidad está en mirar todas las maravillas del mundo, pero sin olvidarse nunca de las dos gotas de aceite en la cuchara.

lunes, 18 de junio de 2012

¿A cambio de qué darías tu libertad?

¿Qué estarías dispuesto a hacer a cambio de encerrar a un pederasta? ¿Cumplirías tu propia condena? El hombre de quien quiero hablar ha sido capaz de entregar su propia libertad para encerrar a un ser tan despreciable capaz de pensar en dañar a los más indefensos: los niños.

En una ciudad de Australia, un ladrón encuentra la ventanilla de un vehículo abierta en un parking, en el asiento habían dos móviles y una cartera. Sin pensarlo los coge y se va, pero al revisar lo que había robado se da cuenta de que uno de los móviles contiene material pornográfico de menores. Acto seguido se presenta en una comisaría de policía decidido a contar el delito que ha cometido y otros cinco más para que no se tenga en duda su honestidad. Todo esto para que se haga justicia con el hombre a quien robó.

El hecho de haber cometido algunos delitos de robo no le hace menos persona que otros, es más, ha demostrado su valentía y con creces al arriesgar su propia libertad para salvar la integridad de los que no se pueden defender.

Lo que en cómics podemos identificar como superhéroes se halla en la vida real bajo las fachadas de las personas corrientes que hacen buenas acciones como esta.

¡Un aplauso para este héroe!

Aquí está la historia: "Un ladrón se entrega a la policía para denunciar al pederasta al que robó".

jueves, 14 de junio de 2012

Una heroína de hoy

Es increíble ver como aun, hoy en día existen grandes personas que ayudan a cualquier ser de este mundo sabiendo que no recibirán nada a cambio, más que la grata satisfacción de sentirse bien con el entorno, de sentir que estás haciendo una buena obra.

¡Bravo por esta heroína!




miércoles, 13 de junio de 2012

Vida perruna

Una psicóloga me enseñó una vez a sentir calma observando el comportamiento de los perros.

Si te das cuenta no sienten interés por nada más de lo que está al alcance de su vista y con ello evitan sentir estrés.

Al pasear a mis dos perras veo como no les preocupa otro árbol que no sea el que están oliendo, no ladran a otro perro que no sea el que tienen delante y no mean otro arbusto hasta que este no se cruza en sus caminos.

¿Qué hacemos nosotros? Preocuparnos por lo que ocurrirá mañana, la próxima semana o el próximo año, en vez de olisquear únicamente lo que nos ocupa en este momento. Si no podemos hacer más de una o dos cosas a la vez ¿por qué pensar en el resto?

Veo la felicidad que supone para mis perras el salir unos minutos a la calle, como mueven sus colitas, acogen cada paseo con las mismas ganas y los disfrutan como si fuera la primera vez que lo ven todo. Observan las cosas detenidamente, las huelen y las vuelven a oler.

¿Quién hace eso hoy en día? Andamos tan ocupados con nuestras cosas en la cabeza que no nos damos cuenta de lo maravilloso que es nuestro entorno.

Es increíble que un perro, un animal, una mascota, nos dé una lección de como vivir la vida, de como ser felices y vivir el presente. Pero es así.

¡Sal a la calle y disfruta como un perro!

domingo, 10 de junio de 2012

No te rindas

En algunas ocasiones de la vida solemos sentirnos derrotados, abatidos, solemos abandonar porque pensamos que ya la última gota ha colmado el vaso y no tenemos más fuerzas de seguir adelante. Pero todos los seres humanos somos iguales, todos tenemos la misma fuerza, simplemente unos consiguen sacarla y otros deciden rendirse.


Maya Nakanishi es una atleta japonesa, que al igual que otros atletas paralímpicos ha perdido una parte de su cuerpo. Esta joven perdió media pierna derecha en un accidente laboral con 21 años, ¿se rindió? ¡No! Siguió luchando para conseguir sus sueños y hoy en día sostiene el récord asiático en los 200 metros y salto de longitud.

Este año Maya se ha vuelto a sentir en la posibilidad de verse privada de algo que quiere. Su economía actual no le permitía viajar a Londres para participar en los Juegos Paralímpicos de este año 2012, así que una vez más ha cogido el toro por los cuernos y ha comenzado a recaudar fondos posando desnuda y así de divertida para un calendario. Con ello pretende pagarse sus entrenamientos y el viaje a Inglaterra.

¿Es feliz? Sí, por supuesto. Hace lo que quiere sin pensar por un instante que no puede lograrlo. Si quieres, puedes. Maya Nakanishi es un buen ejemplo a seguir en el valor y la felicidad.

Como dijo Mahatma Gandhi: "Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total es una victoria completa".

miércoles, 6 de junio de 2012

También en facebook...

Sé que muchos de los que entran al blog es a través de facebook. Pero por si acaso alguien ha descubierto la página y no sabe que voy poniendo las actualizaciones en el facebook, aquí lo tiene:


Pretendía que se viera en la imagen, pero creo que no va a ser posible, así que aquí va el link:
http://www.facebook.com/caminoalafelcidad

Las personas que me han dicho que no pueden comentar en el blog (ya miraré mejor el problema), pueden hacerlo a través de esa página en facebook.

domingo, 3 de junio de 2012

Típica escena


Hace poco presencié una escena del todo espantosa. Escena que se repite día tras día, hora tras horas en muchas de las ciudades del mundo. Quizá sea porque es típico en el género humano sentir desconfianza sobre sí mismo. Nos han acostumbrado a creer que existen seres perfectos, sin saber que sólo existen en las historias sobre mitología.

Verán, la escena es la siguiente, seguramente la habrán vivido alguna vez antes: Una chica entra a un pub y se acerca a la barra a hablar con la camarera, ambas chicas bien parecidas sin nada que envidiar la una de la otra. La muchacha que entra, alegre y simpática, se presenta y le pregunta algo con toda soltura y encanto. Se muestra una persona bastante sociable y dada a hablar sin reparos. Tras indicarle la camarera, barwoman o como la quieran llamar, lo que quiera que la chica fuese buscando, hizo una mueca de disgusto y comenzó a hablar con su compañera de trabajo sobre aquella muchacha de una forma que dejaba bastante que desear. En fin, que criticó cada actuación y aspecto de la agradable chica que acababa de conocer.

¿Qué nos dice eso sobre la camarera? Baja autoestima, desconfianza propia, incapacidad para apreciar sus propias aptitudes. O lo que es lo mismo: infelicidad. Cuando una persona no se acepta a sí misma, cuando no se quiere, comienza a ver con malos ojos a los que sí lo hacen. Y digo yo, ¿por qué no podríamos tener una envidia sana? De esas que te hacen plantearte que algo en esa chica te gusta y que podrías conseguirlo tú también, en lugar de ser desdichada y mostrar al público tu desdicha, falta de educación y falta de disponibilidad al cambio.

Considero que el ser feliz no es fijarte en las cualidades de los demás y verlas de una manera odiosa, es fijarte en tus propias cualidades y más que simplemente aceptarlas, quererlas. Si cada día te dices lo especial que eres acabarás viendo la realidad de que lo que dices es cierto. Porque eres especial, no hay dos como tú. No dejes que la envidia no te permita verlo.

lunes, 28 de mayo de 2012

Busquemos la paz en nuestro interior

Siempre tratamos de buscar la paz, la felicidad, en el lugar equivocado. Y ese lugar equivocado es fuera de nosotros mismos: en las demás personas, en las cosas que nos rodean, en el mundo en general. Debemos saber que sólo encontraremos la paz cuando buscamos en nuestro interior.

Este es el mensaje que nos transmite Prem Rawat en cada una de sus palabras.

En otras ocasiones ya he publicado en el blog alguna de las palabras del embajador de la paz, pero en este caso quisiera haceros partícipes de una entrevista que le hicieron en Perú, en la que, como de costumbre, desplegó toda su simpatía, tranquilidad, motivación, sabiduría y sobre todo paz.

Recomiendo encarecidamente el prestarle unos cuarenta minutos, pues es una de las cosas en las que no se siente la pérdida del tiempo. Además de llenar de felicidad y tranquilidad a cada uno que oye su mensaje.

Prem Rawat, en esta entrevista, utiliza como metáfora el agua y la sed para explicarnos la necesidad de paz en nuestras vidas. Además señala que la mayoría de la gente utiliza las palabras "Seré feliz cuando alcance el éxito", sin faltarles razón, pues cada uno tendrá paz cuando tenga éxito, pero además debe tener paz en cada uno de los días de nuestra vida hasta conseguirla.

Creo que nunca se debe desaprovechar el momento de poder escuchar (o leer) alguna de las sabias palabras de Prem Rawat. Espero que las disfruten tanto como las he disfrutado yo.

Prem Rawat: Busquemos la paz en nuestro interior.


Gracias a EDKN por el vídeo.

lunes, 21 de mayo de 2012

Serenamente...

De un panal se derramó su deliciosa miel, y las moscas acudieron ansiosas a devorarla. Y era tan dulce que no podían dejarla.

Pero sus patas se fueron prendiendo en la miel y no pudieron alzar el vuelo de nuevo. Ya a punto de ahogarse en su tesoro, exclamaron:

- ¡Nos morimos, desgraciadas nosotras, por quererlo tomar todo en un instante de placer!

Moraleja: Toma siempre las cosas más bellas de tu vida con serenidad, poco a poco, para que las disfrutes plenamente. No te vayas a ahogar dentro de ellas.

viernes, 18 de mayo de 2012

Humanidad reducida a escombros

Lejos quedan ya esos momentos en que la gente vivía unida y en paz. En que las tierras eran de todos y, como hermanos, se ayudaban unos a otros a pasar las penurias. Luego la sociedad se expandió y con ello llegaron los problemas: lo mío es mío, lo tuyo es tuyo, cada uno en su casa y dios en la de todos.

Los tiempos han cambiado, pero a peor. Nadie recuerda ya lo que es ayudar al prójimo, o lo que es sufrir tal necesidad que te lleve a mendigar reduciendo a 0 el propio orgullo.

Todos somos conscientes de que el país va mal, la economía va mal, el empleo va mal. Lo que quizá no se han dado cuenta es que la humanidad va aún peor. Todos vivimos la misma crisis y claro está que no nos sobra tanto como antes, pero una pequeña ayudita no se le debe negar a los que realmente la necesitan.

Este mensaje tiene que ver con un artículo que leí hace poco y me dejó boquiabierta. Un hombre mendigaba en el supermercado unos pocos euros para poder llevar algunos alimentos a su hogar. Tras hacerse los sordos la mayoría de los allí presentes, finalmente consiguió que un chico y una mujer mayor le proporcionaran una pequeña ayuda para que su familia tuviese algo que comer. Historias así conmueven a quien tiene corazón, eso seguro. Lo malo es que hay muchas personas que tienen ese músculo inactivo desde hace demasiado tiempo.

* Aquí tienen el artículo por quien quiera leerlo:«Lo que acaba de ocurrir en Mercadona es terrible e ilustra muy bien el estado de las cosas»

jueves, 17 de mayo de 2012

Ante la adversidad


Ante la adversidad muchos deciden derrumbarse, alcanzar el fondo del abismo. Prefieren perecer antes de intentar salir a flote.

Creo que a día de hoy puedo decir que sé mucho de fondos, de huecos oscuros que te absorben y te tragan hacia abajo, de no hallar ninguna luz tras la oscuridad y no ver ninguna mano amiga tendida para ayudarte. Y mejor así, ¿por qué? Porque serás tú y sólo tú quien debe enfrentarse a los problemas, sólo tú sabrás ponerle tu mejor sonrisa y seguir adelante.

En esta foto de Steve McCurry podemos apreciar el buen ánimo de este sastre de la India, hundido hasta el cuello debido al monzón. A pesar de estar empapado y costarle caminar por el agua cargando la pesada máquina que lleva al hombro no se rinde y ofrece su alegría al mundo.

Y piénsalo bien, si él puede ¿por qué tú no? Los problemas no existen si no les prestas atención. Estar bien o mal es asunto solamente tuyo. Cada uno decide que estado de ánimo presentar cada día ¿por qué no mostrar nuestra felicidad? Incluso ante la adversidad.

viernes, 11 de mayo de 2012

El Violinista

Había una vez un violinista llamado Paganini.


Algunos decían que era muy raro. Otros que era sobrenatural. Que era mágico. Las notas mágicas que salían de su violín tenían un sonido diferente, por eso nadie quería perder la oportunidad de ver su espectáculo.
Una noche, el público estaba preparado para recibirlo.

La orquesta entró y fue aplaudida. El director fue ovacionado. Pero cuando Paganini apareció, el público deliró (aplaudía, gritaba, …).

Paganini coloca su violín en el hombro y lo que sigue es indescriptible, sorprendente, …

Blancas, negras, corcheas,…las notas parecen tener alas y volar con el toque de aquellos dedos encantados.
¡DE REPENTE!, un sonido extraño interrumpe el ensueño…

¡Una de las cuerdas del violín de Paganini se rompe!

El director de la orquesta paró. La orquesta paró de tocar. El público paró.

¡Pero Paganini no paró!. Mirando su partitura, él continuó sacando sonidos deliciosas de su violín sin problemas. El director y la orquesta, admirados, vuelven a tocar.
El público se calmó, cuando DE REPENTE, otro sonido extraño…

¡Otra cuerda del violín de Paganini se rompe!

El director paró de nuevo. La orquesta paró también.

¡Paganini no paró. Como si nada hubiera ocurrido, olvidó las dificultades y siguió arrancando sonidos imposibles de su violín.

El director y la orquesta, impresionados, vuelven a tocar.
Pero el público no podía imaginar lo que iba a ocurrir a continuación.

Todas las personas, asombradas, gritaron un OHHHH! Que retumbó por toda la sala.

Una tercera cuerda del violín de Paganini se rompió. El director para. La orquesta para.

La respiración de público para.

¡¡¡Pero Paganini NO para!!!.

Como si fuera un contorsionista musical, arranca todos los sonidos posibles de la única cuerda que sobra de aquel violín destruido. Ninguna nota fue olvidada.

El director, asombrado, se anima. La orquesta también. El público pasa del silencio a la euforia (grita, aplaude, se pone de pie, llora,…) Paganini alcanza la Gloria, triunfa.

“Victoria” es el arte de continuar “donde todos resuelven parar”