Mi padre me enseñó de pequeña que sin estudios no es posible llegar lejos, pues sin estudios no hay trabajo, sin trabajo no hay dinero y sin dinero no hay casa, comida, etc, y ¿quién no cree a sus padres en una temprana edad? Pues basé todas mis creencias en que los estudios eran un pilar básico en la vida de cada persona.
Al crecer me di cuenta de que mucha gente no opinaba lo mismo y un gran porcentaje de mis compañeros acababan abandonando el instituto o la universidad. "No llegarán lejos" me decía.
Pues bien, el otro día me senté a hablar con un amigo y me contó que el había abandonado sus estudios.
- ¿No crees que hiciste mal? -le pregunté-. Sin estudios no hay trabajo.
- No creo que hiciera mal -me dijo- Yo ya tenía trabajo, ¿para qué continuar estudiando?
- Pues para aspirar a algo mejor
- Era el trabajo que siempre había querido y hoy, más de diez años después, sigo ejerciéndolo.
Eso me hace plantearme: ¿no será que estamos buscando las cosas en el lugar equivocado? Creía que para conseguir los objetos de nuestras necesidades hacia falta estudiar, buscaba el dinero en el estudio cuando sólo es un camino hacia él.
Entonces pensé en todo lo que he buscado en otro sitio erróneamente, por ejemplo el buscar la felicidad en el amor o en la amistad. La felicidad está en nosotros, el amor o la amistad es otra vía de acceso a una felicidad pasajera: cuando se acaba el amor, la felicidad se va.
¿Verdad que no vas a ir a buscar las llaves del coche en la nevera? No es su lugar. Pues el amor está donde está el amor, la amistad con la amistad y la felicidad en nuestro interior y no se deben confundir, como mi búsqueda errónea de mis necesidades en el estudio.
No quiero decir que no esté bien estudiar, amar o tener amigos, simplemente debemos saber cual es el lugar que corresponde a cada cosa.
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