Un amigo muy sabio y muy astuciado llegó a decirme en una ocasión que la felicidad no se alcanza en cosa de una tarde, de una semana o un año. Nunca nadie se convierte en experto de esta materia, sino que somos alumnos ahora y siempre. Está claro que no se debe perder consciencia de la senda que hemos ido recorriendo hasta un estado de felicidad, podemos a experimentarla al máximo y estar en esa senda de la plenitud de la vida, pero es muy fácil salir de ella sin darnos casi ni cuenta, por eso siempre debemos estar atentos y centrarnos bien en la ruta. No debemos negar que aún queda mucho camino por recorrer y obstáculos que esquivar.
Por ello, no hay que olvidar jamás que somos el alumnado de la enseñanza de la vida
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