¿Sabes lo bueno que puede llegar a ser un buen baño? Además de para la higiene personal, quiero decir.
La hora del baño o ducha, lo que tengas a mano o prefieras, puede ser un momento de relajación, en el que además podemos comenzar una reconciliación con nuestro cuerpo. Y, como ya dije en su momento, ubicarnos en el presente, sin estar pendientes en el pasado o futuro, quitándonos de encima ese estrés inútil.
Concédete algún caprichito como un gel de ducha suave y con una fragancia relajante, por ahí se empieza a sentir amor propio, sabiendo y sintiendo que realmente te mereces esos pequeños lujos. Concéntrate en enjabonar cada rincón de tu cuerpo, haciendo hincapié en esa zona que menos te gusta. Ésta es una técnica que me enseñó una psicóloga para aumentar la autoestima con respecto al cuerpo y realmente funciona. Una actividad tan normal como la de enjabonar o dar crema hidratante después del baño da buenos resultados si la haces a menudo.
Mientras te das tu baño o ducha no prestes atención a nada que se encuentre fuera del cuarto de baño, no existen. Siente como cae el agua por tu piel, disfruta del olor del gel, relájate.
Es increíble quizá el pensar cómo puede algo tan simple ayudar en tantos sentidos, pero lo hace.
Te invito a que hagas la prueba y con el tiempo verás como te pasas el día deseando que llegue ese momento de relax.
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