lunes, 28 de mayo de 2012

Busquemos la paz en nuestro interior

Siempre tratamos de buscar la paz, la felicidad, en el lugar equivocado. Y ese lugar equivocado es fuera de nosotros mismos: en las demás personas, en las cosas que nos rodean, en el mundo en general. Debemos saber que sólo encontraremos la paz cuando buscamos en nuestro interior.

Este es el mensaje que nos transmite Prem Rawat en cada una de sus palabras.

En otras ocasiones ya he publicado en el blog alguna de las palabras del embajador de la paz, pero en este caso quisiera haceros partícipes de una entrevista que le hicieron en Perú, en la que, como de costumbre, desplegó toda su simpatía, tranquilidad, motivación, sabiduría y sobre todo paz.

Recomiendo encarecidamente el prestarle unos cuarenta minutos, pues es una de las cosas en las que no se siente la pérdida del tiempo. Además de llenar de felicidad y tranquilidad a cada uno que oye su mensaje.

Prem Rawat, en esta entrevista, utiliza como metáfora el agua y la sed para explicarnos la necesidad de paz en nuestras vidas. Además señala que la mayoría de la gente utiliza las palabras "Seré feliz cuando alcance el éxito", sin faltarles razón, pues cada uno tendrá paz cuando tenga éxito, pero además debe tener paz en cada uno de los días de nuestra vida hasta conseguirla.

Creo que nunca se debe desaprovechar el momento de poder escuchar (o leer) alguna de las sabias palabras de Prem Rawat. Espero que las disfruten tanto como las he disfrutado yo.

Prem Rawat: Busquemos la paz en nuestro interior.


Gracias a EDKN por el vídeo.

lunes, 21 de mayo de 2012

Serenamente...

De un panal se derramó su deliciosa miel, y las moscas acudieron ansiosas a devorarla. Y era tan dulce que no podían dejarla.

Pero sus patas se fueron prendiendo en la miel y no pudieron alzar el vuelo de nuevo. Ya a punto de ahogarse en su tesoro, exclamaron:

- ¡Nos morimos, desgraciadas nosotras, por quererlo tomar todo en un instante de placer!

Moraleja: Toma siempre las cosas más bellas de tu vida con serenidad, poco a poco, para que las disfrutes plenamente. No te vayas a ahogar dentro de ellas.

viernes, 18 de mayo de 2012

Humanidad reducida a escombros

Lejos quedan ya esos momentos en que la gente vivía unida y en paz. En que las tierras eran de todos y, como hermanos, se ayudaban unos a otros a pasar las penurias. Luego la sociedad se expandió y con ello llegaron los problemas: lo mío es mío, lo tuyo es tuyo, cada uno en su casa y dios en la de todos.

Los tiempos han cambiado, pero a peor. Nadie recuerda ya lo que es ayudar al prójimo, o lo que es sufrir tal necesidad que te lleve a mendigar reduciendo a 0 el propio orgullo.

Todos somos conscientes de que el país va mal, la economía va mal, el empleo va mal. Lo que quizá no se han dado cuenta es que la humanidad va aún peor. Todos vivimos la misma crisis y claro está que no nos sobra tanto como antes, pero una pequeña ayudita no se le debe negar a los que realmente la necesitan.

Este mensaje tiene que ver con un artículo que leí hace poco y me dejó boquiabierta. Un hombre mendigaba en el supermercado unos pocos euros para poder llevar algunos alimentos a su hogar. Tras hacerse los sordos la mayoría de los allí presentes, finalmente consiguió que un chico y una mujer mayor le proporcionaran una pequeña ayuda para que su familia tuviese algo que comer. Historias así conmueven a quien tiene corazón, eso seguro. Lo malo es que hay muchas personas que tienen ese músculo inactivo desde hace demasiado tiempo.

* Aquí tienen el artículo por quien quiera leerlo:«Lo que acaba de ocurrir en Mercadona es terrible e ilustra muy bien el estado de las cosas»

jueves, 17 de mayo de 2012

Ante la adversidad


Ante la adversidad muchos deciden derrumbarse, alcanzar el fondo del abismo. Prefieren perecer antes de intentar salir a flote.

Creo que a día de hoy puedo decir que sé mucho de fondos, de huecos oscuros que te absorben y te tragan hacia abajo, de no hallar ninguna luz tras la oscuridad y no ver ninguna mano amiga tendida para ayudarte. Y mejor así, ¿por qué? Porque serás tú y sólo tú quien debe enfrentarse a los problemas, sólo tú sabrás ponerle tu mejor sonrisa y seguir adelante.

En esta foto de Steve McCurry podemos apreciar el buen ánimo de este sastre de la India, hundido hasta el cuello debido al monzón. A pesar de estar empapado y costarle caminar por el agua cargando la pesada máquina que lleva al hombro no se rinde y ofrece su alegría al mundo.

Y piénsalo bien, si él puede ¿por qué tú no? Los problemas no existen si no les prestas atención. Estar bien o mal es asunto solamente tuyo. Cada uno decide que estado de ánimo presentar cada día ¿por qué no mostrar nuestra felicidad? Incluso ante la adversidad.

viernes, 11 de mayo de 2012

El Violinista

Había una vez un violinista llamado Paganini.


Algunos decían que era muy raro. Otros que era sobrenatural. Que era mágico. Las notas mágicas que salían de su violín tenían un sonido diferente, por eso nadie quería perder la oportunidad de ver su espectáculo.
Una noche, el público estaba preparado para recibirlo.

La orquesta entró y fue aplaudida. El director fue ovacionado. Pero cuando Paganini apareció, el público deliró (aplaudía, gritaba, …).

Paganini coloca su violín en el hombro y lo que sigue es indescriptible, sorprendente, …

Blancas, negras, corcheas,…las notas parecen tener alas y volar con el toque de aquellos dedos encantados.
¡DE REPENTE!, un sonido extraño interrumpe el ensueño…

¡Una de las cuerdas del violín de Paganini se rompe!

El director de la orquesta paró. La orquesta paró de tocar. El público paró.

¡Pero Paganini no paró!. Mirando su partitura, él continuó sacando sonidos deliciosas de su violín sin problemas. El director y la orquesta, admirados, vuelven a tocar.
El público se calmó, cuando DE REPENTE, otro sonido extraño…

¡Otra cuerda del violín de Paganini se rompe!

El director paró de nuevo. La orquesta paró también.

¡Paganini no paró. Como si nada hubiera ocurrido, olvidó las dificultades y siguió arrancando sonidos imposibles de su violín.

El director y la orquesta, impresionados, vuelven a tocar.
Pero el público no podía imaginar lo que iba a ocurrir a continuación.

Todas las personas, asombradas, gritaron un OHHHH! Que retumbó por toda la sala.

Una tercera cuerda del violín de Paganini se rompió. El director para. La orquesta para.

La respiración de público para.

¡¡¡Pero Paganini NO para!!!.

Como si fuera un contorsionista musical, arranca todos los sonidos posibles de la única cuerda que sobra de aquel violín destruido. Ninguna nota fue olvidada.

El director, asombrado, se anima. La orquesta también. El público pasa del silencio a la euforia (grita, aplaude, se pone de pie, llora,…) Paganini alcanza la Gloria, triunfa.

“Victoria” es el arte de continuar “donde todos resuelven parar”

miércoles, 9 de mayo de 2012

La relatividad del fracaso

Thomas Edison obtuvo casi mil intentos fallidos antes de dar con el filamento de tungsteno. Cuando un periodista se lo recordó su respuesta fue: "No fracasé, sólo descubrí 999 formas de como no hacer una bombilla". 

El término fracaso es relativo y cada persona tiene un concepto distinto. Se suele pensar que sólo hay una forma de hacer bien las cosas y si no se llevan a cabo de dicha manera se ha fracasado, pero al entender, como Edison, que no hay manera específica alguna de hacer las cosas te darás cuenta de que el fracaso no existe.

Se puede considerar que Cristóbal Colón fracasó en su intento de llegar a la India atravesando el Atlántico o se puede ver el hecho desde el punto de vista en que dicho "fracaso" le llevó a descubrir un continente nuevo.

El fracaso sólo existe en la mente de las personas y con eso lo que se consigue es un miedo al mismo. Pero si tenemos en cuenta que es sólo eso, una idea, el miedo desaparece.

Sería ridículo creer que un gato ha fracasado en la captura de un ratón porque de los animales no tenemos esa idea. Si éste no atrapa el ratón simplemente persigue a otro. ¿Por qué no hacer lo mismo? Si consideras que no has triunfado en una actividad no dejes de intentarlo porque a menudo es mejor no conseguirlo y aprender al respecto que lograrlo a la primera. 

Pensando de esta forma nunca tendrás miedo a lo desconocido, a explorar partes nuevas de la vida, algo que la gente no hace por el miedo inútil al fracaso.

sábado, 5 de mayo de 2012

Camino a la felicidad

Erase una vez un hombre que iba por la calle rebosante de alegría, tarareando su canción favorita mientras disfrutaba de los olores del viento, los colores de la brisa y el placer de vivir. De pronto, observó que en un banco se encontraba sentado un hombre apagado, triste, al cual le corrían lágrimas de puro dolor por sus débiles mejillas. Nada más ver la escena supo que tenía que acercarse por si podía ser de ayuda.

- Disculpe señor, espero no molestarle, pero no he podido evitar observar su desmoronada alma y me preguntaba si podría ayudarle en algo.
- Muchas gracias, pero no merece la pena. No querría malgastar su preciado tiempo con mis tonterías. No valgo tanto.
- Se equivoca. Nunca nadie valdrá más que usted ni usted más que nadie. No deje que un bache le impida apreciar su propia valía.

Al oír estas palabras el hombre triste decidió contar lo que le ocurría:

- Bueno, verá. Hoy he perdido mi empleo y al llegar a casa y contárselo a mi mujer se ha enfadado diciendo que me han despedido por mi culpa. Luego ha cogido a nuestros hijos y se ha ido de casa. Ahora estoy solo, sin nadie que me apoye y sin nada por lo que vivir.
- ¿Eso le entristece? Lo mismo que ocurrió a mí hace un año y ni mi mujer ni mi trabajo han vuelto.
- Y ¿cómo puede ser tan feliz? ¿No la quería?
- Con locura.
- Entonces, ¿no le gustaba su trabajo?
- Era el trabajo de mis sueños.
- Explíqueme pues, el origen de su felicidad.
- Verá, es muy sencillo. Aprendí que mis pensamientos, comportamientos, sentimientos e incluso mi estado de ánimo los controlo yo. Que no hay algo tan importante como para dejar de vivir por su ausencia. Que las tristezas de hoy son las anécdotas del mañana y que el único que se va a encargar de mi propia felicidad voy a ser yo.
Ella no quiso estar conmino porque quizá se extinguieron sus sentimientos por mí, no porque yo no fuese valioso. En mi trabajo dejaron de precisar mis servicios, pero no significa que no sirva para trabajar.
Comprendiendo todo esto he decidido hacerme cargo de mis actos y sentimientos, he decidido ser feliz. Porque la felicidad no te la da un buen trabajo, un buen coche, una buena casa o una buena familia, la felicidad nace y crece en tu interior y se desarrolla debido a tu amor propio. Yo soy feliz porque me quiero y aprecio cada instante en este mundo, el placer de respirar, de correr, de sonreír, y no por lo que puedan sentir o pensar los demás de mí.

Oído esto, el hombre triste se secó las lágrimas, se levantó y con una nueva luz en su rostro fue en busca de su propio camino a la felicidad.