domingo, 21 de abril de 2013

Diferencias

Imagina un  hogar, un hogar feliz: dos pisos, jardín, mascota, padres cariñosos e hijos adorados, el ojito derecho y el izquierdo de mamá. Ahora imagina a esos dos niños, Ana de 14 años e Isaías de 4, jugando divertidamente en el interior a tirar y cazar pompas de jabón.

De pronto Ana para de hacer pompas y coge la mano de Isaías, las mira detenidamente y reclama la atención de su hermano en la misma dirección.

- Isaías, dime ¿ves la diferencia de nuestras manos?
- Sí, - contesta el benjamín - la mía es más pequeña.

Debo añadir que Isaías es un niño de color, adoptado por una familia blanca cuando apenas contaba con unos meses de vida.

Si ellos no ven la diferencia entre un color y otro ¿por qué enseñársela? Si sólo son capaces de ver el amor de sus padres, ¿por qué enseñarles a ver el odio que sienten los demás? ¿No sería mejor dejarles crecer atendiendo más a las igualdades que a las diferencias? ¿que aprecien más el interior que el exterior?

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